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Ellie Perla nos regala una reflexión profunda sobre la violencia.

Por mi lado, yo tengo una teoría acerca de la violencia en el mundo. La violencia/abuso viene en tres categorías: abuso entre grupos de personas, abuso entre generaciones y el abuso entre los dos géneros/sexos. Mayormente, el mundo se preocupa de la primer categoría. Todos queremos paz.

Pero la paz nunca podrá ser, mientras que existen las otras dos categorías de violencia, la entre generaciones, o padres e hijos; y la entre el hombre y la mujer. Estas dos categorías son parte de nuestro comportamiento como especie, y nunca lo hemos superado; todo lo contrario – sigue siendo parte de nuestras vidas diarias.

La educación de nuestros hijos es la que podría hacer la diferencia a largo plazo, pero es lo único que nadie estudia, lo único que pretendemos saber hacer aunque no tenemos muchas ideas personales, sino todas están heredadas de nuestras familias u otras personas que nos han rodeado como chicos.

Si cada madre y padre se tomarían la responsabilidad de ensenarle a sus hijos que el hombre no es más que la mujer, que la mujer es la que da vida y es muy preciosa para la humanidad, que el respeto mutuo incluye esfuerzos y sacrificios de ambas partes, que la alegría y la comprensión mutua son la base de la armonía familiar, … entonces, nuestro mundo tendría otra cara en el futuro. Parece poco, y parece normal, pero nadie lo hace. Simplemente porque uno educa más que todo con el buen ejemplo, y muy pocas personas dan un buen ejemplo a sus hijos.

Lo que mata este esfuerzo es la constante culpa que los padres les inducen a sus hijos de ser los que le han arruinado la vida, la presión, la comparación, la inconstancia. Lo que serviría mucho más seria ser humilde ante ellos, porque son lo mejor que uno tiene en la vida, darle cariño y respaldo perpetuo, y darles el ejemplo de la integridad humana. Qué hermoso seria. Con eso, el mundo criaría a hombres y mujeres fuertes, positivas, optimistas y creativas – personas felices y útiles en la sociedad.

Por ahora, el abuso al que están sometidos los hijos día a día, el mal ejemplo de los padres, los convierte en personas débiles, agresivas, infelices y abusivas. No es bueno generalizar, pero las estadísticas no mienten. Hay muy pocas personas en el mundo que no han sido sometidas a violencia o a algún tipo de abuso.

El abuso entre hombre y mujer es imposible de erradicar mientras que no solo que no hay un consenso general para que eso pase, sino que es visto como una virtud histórica por muchos. Hemos hecho héroes de muchos de los personajes más abusivos de la historia, y lo seguimos haciendo, porque uno es medido por sus victorias sociales, pero no por su valor moral, por su integridad personal y familiar, o su humildad.

La humildad nunca fue una virtud real, solo una mancha de los pueblos menos exitosos, que han caído de la mano de los más abusivos. Cambiar esta mentalidad solo será posible con el nacer de nuevas generaciones que han visto despertar la idea de hacer bien sin ser remunerados por ello, de vivir en paz tanto en sus casas como en los países vecinos, de vivir en harmonía a pesar de tener diferentes costumbre, … en fin, un mundo en el que el hombre y la mujer protegen la vida juntos.

Ellie Perla
President
LatinEPR – Latin American Public Relations
E-mail: [email protected]
www.LatinEPR.com

Publicado el 9 marzo, 2011